24 de febrero de 2011

Siempre, siempre

hay sol tras la tormenta. Hume decía que el hecho de que el sol lleve saliendo todos los días no justifica que mañana vaya a volver a hacerlo. Pero yo siempre he sido religiosamente supersticioso, contradictoriamente científico y muy muy tonto. Al fin y al cabo, no me ha ido mal del todo, ¿no?

"Después de un día malo siempre viene uno bueno", decía mi madre. Después del gris panzaburro se ven las mejores puestas de sol desde mi tendedero y sabes de sobra que, cuando quieras, estás invitada a verlas. Y no me negarás que después de una buena discusión es cuando saben más ricas las cañas, o los besos.

Hume dijo muchas cosas, como tantos otros. Y yo hubiera querido ser como él, o como tantos otros. Pero mi vida hubiera sido mucho más triste si tras cada mal día no hubiera tenido la certeza, aunque ilusoria, de que vendría un día bueno.


1 comentario:

Vick dijo...

Ojalá sea cierto. Simplemente, gracias por darnos a los lectores un poco de ese positivismo tuyo que podría llegar a contagiarnos, haciendo que nosotros también seamos fieles creyentes de que tras una mala racha viene una buena. Sigue así.